La mañana del Domingo amaneció soleada, en las puertas de San Juan, los nazarenos y sus cirineos esperaban divididos en dos grupos el comienzo de la procesión.
Por la calle Derecha, bajo Cristo Resucitado la comitiva la formaba la Cruz Parroquial de San Juan, la mitad de los cofrades de Jesús Nazarenos cargados con sus cruces y asistidos por los cirineos, representación del Ecce Homo, representación del Silencio y las andas de Cristo Resucitado, llevado por cuatro quintos.
Por detrás de San Juan, la comitiva de la Virgen la componía la Cruz de Santa María, el estandarte de Jesús Nazareno, el resto de nazarenos, representación del Santo Entierro, representación de la Soledad y las andas de la Virgen de la Alegría portadas por los últimos cuatro saucanos casados. Ambas imágenes durante ésta primera parte del recorrido no desfilan en hombros si no a la altura de la cintura.
En torno al m ediodía ambas comitivas efectuaban su entrada en la Plaza Mayor, los nazarenos bordearon la parte central de la plaza, mientras que ambas imágenes se dirigían hacía el centro. En ese momento los nazarenos al ritmo de la esquila se arrodillaron tres veces y los cirineos inclinaron la cruz hacía el suelo. El coro entona entonces “ Albricias Madre Pura…” momento en que se retiro el manto negro a la Virgen, tal y como dice la canción:
Quítale el mantón de luto
porque el luto es muy pesado
quítale el mantón de luto
que Cristo ha resucitado
Las salvas en forma de cohetes precedieron el comienzo de la procesión hacía San Juan, ambas comitivas unidas recorrieron la calle Derecha de Salamanca hasta la Iglesia Parroquial, tras ellos ambas imágenes portadas ya en hombros. Tras la procesión tuvo lugar la Misa de Resurrección, en una Iglesia completamente llena.
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